En el día a día de una empresa son constantes las decisiones que deben tomarse; muchas de ellas son especialmente determinantes y las consecuencias de decidir de una u otra forma condicionarán el desarrollo de nuestra entidad.

En QVER, sabemos que tomar decisiones sobre la base de la ética, priorizando sobre la exclusiva rentabilidad, es una inversión a largo plazo en cada organización, que sin duda incrementará la imagen reputacional, la confianza (tanto externa, como a nivel interno), suponiendo una base sólida para la creación de valor.

Son muchos los factores que se tienen en cuenta a la hora de resolver los dilemas que se nos plantean: económicos, reputacionales, operacionales, etc. En este contexto juega un importante papel la ética.

ÉTICA EMPRESARIAL

Esta, cada vez más se convierte en un aspecto valorado por los grupos de interés (clientes, proveedores, inversores), evolucionando hacia un esquema empresarial que no solo mira los números, sino que pondrá especial interés en cómo se ha llegado a ellos.

¿Cómo se introduce la ética en el proceso de toma de decisiones?

El primer paso sería la identificación: de los hechos concretos a valorar, la situación en la que nos encontramos. Dentro de este análisis inicial de las circunstancias debemos identificar el problema ético que engloba (de qué manera y en qué medida puede ser perjudicial y para quién)

Posteriormente, analizaremos las alternativas: teniendo en cuenta la información sobre posibles afectados extraída en el punto anterior, valorándolas desde un punto de vista ético; en este punto, más que fijarnos en la rentabilidad que pueda tener una u otra decisión, debemos pararnos a estudiar los perjuicios que pueda tener nuestra actuación (para los trabajadores, clientes, para la sociedad en general, etc…) para decidir cuál será la más adecuada.

Finalmente, se llegará a una decisión y puesta en práctica; no debemos perder de vista a la hora de decidir que las cuestiones éticas no son, en muchos casos, verdades absolutas. Esto implica que no siempre va a haber una opción correcta y una incorrecta. Lo que en un mercado determinado o en una sociedad concreta puede interpretarse de una manera, en otro lugar puede tener otra connotación; por ello es importante analizar detenidamente los puntos anteriores, ya que estos nos permitirán hacer una ponderación lo más acertada posible.

Especialmente complejo será este proceso en las entidades con presencia internacional, donde los valores sociales no tienen por qué coincidir, incluso pueden chocar frontalmente, de una delegación a otra.

Por ello es especialmente relevante dejarse asesorar, disponer de unos códigos de conducta o códigos éticos que nos marquen los valores en los que podemos y queremos movernos, pero que gocen de una cierta flexibilidad que nos permita adecuarnos a las circunstancias y tomar en cada caso la mejor decisión para la sociedad que, a la larga, será la mejor decisión para nuestra empresa.

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